Espectacular interpretación del clásico del jazz Airmail special (de Goodman, Mundy y Christian y que llevó a la fama Ella Fitzgerald), por la joven canadiense Nikki Yanofsky, que grabó el tema en 2007, con apenas 13 años, para el álbum We all love Ella, producido por el gran Tommy LiPuma.
Uno de esos nuevos valores que surgen de vez en cuando (aunque menos de lo que parece) en las Islas Británicas. Adele es una joven cantante y compositora que el año pasado editó su primer álbum, 19 (llamado así por su edad), que contiene temas estupendos, entre los que destaca este soberbio cover del dylanianoMake you feel my love.
En apenas veinte años de carrera, el pianista francés Michel Petrucciani se ha convertido en uno de los músicos más importantes de la historia del jazz. A pesar de una terrible enfermedad que le afectaba a los huesos -osteogéneis imperfecta-, desde muy pequeño se dedicó a tocar el piano, para el cual demostró serr un auténtico superdotado. Al princpio le acompañaban su padre y su hermano, a la guitarra y el contrabajo, pero pronto los aficionados al jazz se fijaron en su gran virtuosismo, con una increíble independencia entre ambas manos, y comenzó a tocar sólo o con bandas profesionales, con un estilo que mezclaba la sutileza con una poderosa percusión y que recordaba a Bill Evans, del que Michel era un gran admirador. En esta ocasión realiza una impresionante interpretación del clásico So what de Miles Davis, acompañado por un combo de lujo, Anthony Jackson al bajo y Steve Gadd a la batería.
A pesar del terrible sonido, los ruidos de los espectadores y el pobre vídeo, creo que merece la pena escuchar la excelente interpretación de la cantante británica Bianca Antoinette del famoso The Great Gig in the Sky. En su versión original, era una improvisación de la vocalista Clare Torry en el álbum The dark side of the moon, de Pink Floyd. El vídeo se grabó durante la gira por Estados Unidos, Canadá y Alemania del The Australian Pink Floyd Show.
Toda una leyenda en el mundo de las varidades de Estados Unidos entre los años 50 y 70, Liberace (nacido Wladziu Valentino Liberace, de madre polaca y padre italiano) llegó ser el artista mejor pagado del mundo, interviniendo en películas y espacios de televisión, conciertos y en sus propios espectáculos, primeros en salas pequeñas y, posteriormente, dando el salto los clubs de Las Vegas. Sus excepcionales cualidades como concertista de música clásica (comenzó a tocar a los 4 años de edad), se vieron truncadas con la llegada de la Gran Depresión, que le obligó a tocar en teatros, salones de baile, clubes de jazz e incluso clubs de striptease. En fin, su vida y su carrera daría para una película (ya realizada). Pero sus extravagantes trajes de lentejuelas, sus Rolls Royce, los pianos hechos especialmente para él o los inafables candelabros sobre el piano no ocultaban el hecho de que Liberace logró conectar durante muchos años con el gusto popular, que no siempre es el mejor gusto… Prueba de su habilidad es la clásica Beer Barrel olka de Jaromír Vejvoda, con un espectacular (y auténtico) show acuático de fondo. Sentimental, llamativo y absurdo, Liberace impuso de tal manera el estilo sobre el fondo que, al final, ya no quedaba nada sino la propia diversión.
Rompo mi costumbre de enviar sólo dos vídeos, y esta semana incluyo uno más, porque me parece que un personaje tan inclasificable como Liberace (un estilo en sí mismo), merecía una pequeña introducción. Y qué menos que esta espectacular Entrance, que servía de prólogo a sus shows de Las Vegas en 1981. Inenarrable.
El enorme éxito del film Les choristes (Los chicos del coro, 2004), dirigida por Christophe Barratier, que mostraba el poder de la música para transformar la vida de jóvenes conflictivos, provocó que el coro infantil que protagonizaba la cinta diera una serie de conciertos en Francia al año siguiente. Estos se recogieron en disco y vídeo bajo el título de Live au Palais des Congrès e incluían temas clásicos junto a algunos incluídos en la banda sonora de la película, como este Vois sur ton chemin, del compositor Bruno Coulais, y en el que destaca la extraordinaria voz blanca de Jean-Baptiste Maunier.
Al contrario que McCartney, John Lennon compone Love más en función de la letra y, en este caso, del ritmo, que de la melodía, y en ella se van entrelazando la guitarra y el piano(interpretado por Phil Spector, el productor del disco), aumentando la intensidad de los versos según se acerca al final. Otra enorme canción de un genio de la música, publicada en el álbum John Lennon/Plastic Ono Band, de 1970 e inspirada, naturalmente, por su relación con Yoko Ono.
Esta semana he querido unir a dos de los más grandes músicos del pop, Paul McCartney y John Lennon, y mostrar sus diferentes (y complementarias) formas de componer, una de las grandes bazas que les permitió convertir a los Beatles en la mejor banda de pop de la historia. En My love sobresale, como siempre, el fantástico manejo de la melodía de McCartney aunque, en mi opinión, la letra no llega al mismo nivel. De todas formas, una grandísima canción, que llegó a ser número 1 en las listas norteamericanas nada más editarse el álbum Red Rose Speedway, ya con la formación del grupo Wings, con Denny Laine y Linda Eastman, a quien está dedicada la canción.